¿Por qué mis abuelas?

BE escriu · desembre 2017

Fragmento del cómic inicial “Tal vez mañana”, basado en mi abuela Herminia.

¿Por qué mis abuelas?
Ana Penyas

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Me gustaría explicaros el porqué de “Estamos todas bien”, qué me hizo querer dedicar una historia a mis abuelas: dos mujeres que fueron niñas durante la guerra, que guardan apenas unos pocos recuerdos de aquello, que se casaron, tuvieron hijos y ejercieron su rol de amas de casa, cuidadoras y cocineras de toda la familia. Dos mujeres que, a simple vista, han tenido una vida acorde con su contexto histórico, una vida que se puede considerar como “normal”.

Si pienso en mi infancia recuerdo a mi abuela Herminia como un rincón lleno de ternura, cuentos y churros. Me encantaba cuando mis padres nos dejaban a mi hermano y a mí durmiendo en su casa porque querían tomarse una noche libre. Antes de dormir, se sentaba al lado de la cama y nos contaba historias de cuando era niña y vivía en el pueblo. Recuerdo lo despistada que era para las tareas cotidianas, pero la memoria que tenía para los recuerdos de su más tierna infancia. Cuando era verano en el pueblo, con toda la familia, la recuerdo feliz.

Si pienso en mi abuela Maruja, recuerdo las navidades en Alcorcón llenas de tardes de cine y comida infinita. Pero también los veranos en Alcocebre, donde se convertía en nuestra cuidadora, amiga y madre. Me cuenta cómo lloraba yo cuando nos separábamos y cómo luego lloraba ella cuando yo ya no la podía ver.

Conforme iba creciendo las preguntas que les hacía a mis abuelas iban cambiando. Cómo fue su infancia, qué recuerdos tenían de la guerra, su adolescencia, los primeros amores, las expectativas que tenían de ellas mismas. Recuerdo una pregunta: “¿Qué querías ser de mayor?”. Yo, nacida en una familia y en un contexto donde estudiar una carrera era el camino obvio, con el ideal de que iba a tener el trabajo que quisiera y educada en que ser ama de casa era el peor destino que podía tener una mujer, no podía comprender cómo era eso de no elegir lo que querías hacer con tu vida.

Muchos años después empiezo a cuestionar mi rol como mujer. Parecía que como generación ya estaba todo resuelto, pero ciertas experiencias empezaban a acumularse y no todo estaba tan bien como creíamos. Entonces vuelvo la mirada hacia las generaciones anteriores, reflexiono sobre mi madre y retrocedo hasta mis abuelas. Vuelven las preguntas: ¿Qué hay de ellas en mí? ¿Qué hay de ellas en la sociedad?

De pronto un trabajo de clase en mi último año de Bellas Artes. Acabo de ir a Alcorcón a ver a mi abuela Maruja. Es la primera vez que ella vive sola y cada vez está más mayor. Me impresionó mucho verla sin poder ir a comprar sola, cocinando a duras penas, limpiando como podía. Tener una persona ayudándola parecía inevitable, pero ella se resistía. La vi muy triste. Mi abuela, que nunca había visto los programas del corazón, me hablaba de Belén Esteban y de su hija, de la Pantoja… El profesor nos pide que hagamos un cómic sobre una anécdota cotidiana nuestra. Se me ocurre hacerlo sobre ella, imaginando un día de su cotidianidad en soledad. Lo titulé “Estamos todas bien” y a la gente le gustó, mucho pero aquello se quedó ahí.

Más tarde, encontré un relato que mi madre había escrito en 1986 sobre mi abuela Herminia (su madre): “Tal vez mañana”. La historia narra un día dentro de la cabeza de mi abuela por aquella época, cuando las tareas domésticas y los cuidados de hijos y nietos la abrumaban porque no podía con todo. Se me ocurrió completar aquellas ocho páginas de mi abuela Maruja con otras ocho de mi abuela Herminia inspirada en el relato de mi madre.

Sentí la necesidad de comprenderlas, de situarlas en su contexto histórico. Tuve que hilar las dos historias, pero necesitaba muchas más páginas, tantas que de repente aquello se convirtió en una novela gráfica. Quizás explorando la vida de mis dos abuelas podía intentar resolver algunas de las preguntas que me había estado planteando todos estos años.

Ana Penyas

Fragmento del cómic inicial “Estamos todas bien”, basado en mi abuela Maruja.

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