Los 16 peldaños

BE escriu · octubre 2015

Los 16 peldaños
La cripta del Santo Grial

Alicia Palazón
1965. València
Veïna de Benimaclet des de 2008

Podeu trobar els seus llibres a…
Llibreria La Rossa
Llibreria La Traca
Llibreria Primado

Obra publicada
Després de Jornada 65, La lluna entre les llunes o Scaenam criminis parare, totes elles escrites en valencià, es dedica a la investigació literària durant un llarg període de temps. Los 16 peldaños su- posa el seu retorn a la creació.

Per què Los 16 peldaños? Trobava a fal- tar ficció sobre un objecte excepcional pa- trimoni dels valencians i que és molt poc conegut, ací i arreu del món: el Sant Calze de la Catedral de València. Volia escriure una història que resultara atractiva i que no    semblara un devocionari. També volia fugir de la novel·la històrica i, per descomptat, de la de caràcter esotèric. Em va eixir un transgénero (en paraules d’Alodia Clemen- te), un thriller que té com a nucli l’intent de furt del Sant Calze. La trama transcorre entre València i Sintra, Portugal, d’on és l’excèntric Simao Do Carmo. De la no- vel·la diu Alícia Toledo en Posdata: ‘Des de la saga d’Indiana Jones al Codi Da Vinci, la xarrameca en torn aquest calze, amb el qual Jesucrist va celebrar L’Últim Sopar, és ara matèria de literatura de consum digna i en clau valenciana de la mà d’Alicia Pala- zón. La primera novel·la sobre aquest tresor que descansa a València, que rescata la seua rellevància com a peça històrica i artística i, de pas, enalteix el seu atractiu turístic, que ja es va donar a l’època medieval’.

Amb un final que genera expectació, ja està a punt per a l’edició, la segona part titulada El Laberinto de Ceira.

Voleu llegir un fragment de Los 16 pel- daños?

-Todo en marcha. Mañana salgo para Va- lencia.

A pesar de que llevaba años esperando aquella noticia se limitó a responder con un escueto “muy bien” y acto seguido, colgó el teléfono. Necesitaba reservar- se aquel momento en silencio y soledad para disfrutar y explorar la excitación que le invadía. Cerró los ojos, acarició con su palma derecha el cuero de la butaca en la que se hallaba acomodado e imaginó cuan- do todo se hubiera consumado. No sentía necesidad de compartir la emoción que le embargaba, era suyo, sólo para él, el placer y el premio de aquel largo y arduo trabajo que le llevaría a obtener una recompensa que había perseguido y planificado obsesi- va y minuciosamente. Sin embargo, sabía que había muchos detalles por ultimar y que debía estar todo perfectamente fijado y cualquier circunstancia prevista. Por eso, Simao Do Carmo se levantó pausadamente y se dirigió hasta el despacho por los largos pasillos palaciegos de su casa manteniendo una actitud comedida y digna, como si los ojos del mundo le estuvieran observando. Sus pasos resonaban rítmicos y armoniosos sobre la noble madera, proyectándose sobre los frisos y los artesonados del techo con un eco solemne propio de los prolegómenos de un acontecimiento realmente especial. No cesaba de regodearse con la idea de que muchos lo habían intentado pero sólo él lo iba a conseguir. Había empeñado más de un lustro en planificarlo, nada podía fallar.

Requirió la presencia de su secretario y le esperó contemplando las copas de los árbo- les de las montañas de Sintra con un aire marcial, manos a la espalda y pecho henchi- do, como un general ante las tropas en los instantes previos al asalto. Al poco sonaron apagados dos nudillos sobre el roble de la robusta puerta y el leve sonido al abrirse y cerrarse. Su secretario esperó en silencio. Sin mirarle le dio unos nombres y le indicó que los citara para esa misma tarde con una hora de diferencia. Inmediatamente, tan silencioso como había entrado, el asistente se marchó.

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