Cristian Alemañ

artista del mes · setembre 2016

Cristian Alemañ Argilés
Alicante. 1984

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Próximas exposiciones: Sporting Club Ruzafa. Abril 2017.

Todo este lío de la pintura, comenzó mucho antes de todo. Antes de Valencia, los óleos y las claves del arte, desde la escuela, como muchos supongo. Pero fue aquí donde se va tejiendo esta necesidad de digamos, configurar mi expresión, mi dia a dia en el estudio.

Y aunque pasé por otros barrios, siempre me quedé en Benimaclet, no sé muy bien por qué; pero me gusta; los bares, la huerta, mi casa y el estudio camuflado entre la chufa… llámalo comodidad. Aunque últimamente tengo ganas de un cambio, mover la pintura y ver que pasa en otros lugares. Cuentas pendientes.

Flota

Flota, igual que tú, en su aspecto, como una matriz enigmática enredada en la anónima rutina de las hormonas, igual que un viejo edificio olvidado que se sacude rumores y orines pero se sujeta al vacío decadente de la tragedia con abnegación, con vigentes signos de fatiga, mezcla perfecta entre la conciencia del deterioro y esa sonrisa tejida de un frenesí contenido, ya reseco, envuelto, como tú, de una serena fantasía, de un veneno escurridizo en una madeja de confusión y temor que rechaza el ojo como el gran drama de la belleza que se refugia en la contradicción del paraíso diario, doliente, de esencia y fuga, asco y armonía universales, permanente mecanismo lento y constante donde caen los olores, los años del “animal difícil” que eres.

No hay día ni noche en tu trazo tumefacto, en la ejecución de tu melodrama, por eso flotas, como por encargo, en un silencio pagano, en una tensión de soledad que arrastras llena de flexibilidad y languidez, inmóvil en un ideal de gracia endurecido,  primitivo, como arrancado del suelo, un suelo frío y convulso sacudido por la gran farsa de una exótica realidad repleta de ansias y presentimientos que flotan, como tú, en una tela de esperanza no resuelta.

      Y quisieras abandonar el aroma que es feliz en tu memoria, en el retrato de tu memoria, donde miras señalar al mundo y escuchas que se llena tu boca y tu sangre. Pero vas hacia la pena cuenta tu gravidez, y aparece la gota del río, seca, terrosa, que desconoce porque no sumas, porque no suenas. Junto al arrebato de la pena, nívea, tu voz doliente, tu voz frágil, dice tengo, soy lo que nadie nombra. Y los que asisten al seseo del mundo levantan la vista para ser retratados.  Aturden extrañamente una evidencia, un licor macerado que repite apaciblemente, yemas de tanto color, yemas de tanto color. Y quisieras hablar del brillo saliente de tu pecho rodeado por un muro, un gran muro, un bidón cruzado junto al nácar que es tiempo, boca olvidada, abierta. Pero la tierra, misma de tu asma, recorre tu gesto de mármol, tu arista de frente, Y quisieras hablar del dolor, del sol que arde en tu rostro, en tu pena, en la parte blanca donde la gravedad junto a la belleza, vacías, parecen secarse.

Y flotas, observas el álamo, observas que de su sombra imitas la hondura y junto a las hormigas un ramo de cabezas portas por donde crece el mundo. Pareces concluir en algo ronco y deforme, pareces decir piedra, cálculo, hoja. Juras estar en lo posible con el brazo disparando una antorcha y sirves la mesa y crees en algo repentino. Piensas ¿Verdad que se construye la casa en alto, donde antes solo crecía la desidia y el deseo? Dices no hay mas fe, no hay pájaros, no alzas en tus hombros mi músculo ancho. Y estas solo sobre la copa de hojas, en la parte blanca, junto al brillo que invade las horas, estas solo sobre la copa de hojas, donde la niebla y la montaña abren de la lluvia, tu memoria torrencial, primitiva.

Texto por: Sergio Marín y Gonzalo Lagos. Grupo poético Los Simultaneístas.

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