Extracto de una entrevista de Elena Álvarez-Ossorio a Alejandro Portaz sobre un cinefórum que este hizo en Benimaclet, en su propia casa y que tuvo una particularidad: cada semana que pasaba venía menos gente pero iba teniendo más adeptos a las convocatorias, escritas en un lenguaje retro-absurdo. Todo ello se recoge en un libro que autoeditó en 2012 Alejandro, del mismo nombre que el cinefórum.

(…) Este mes hemos querido citarnos para ir al cine. La primera propuesta de gran pantalla viene en un formato aparentemente pequeño. Digo pequeño porque MacGuffin de Fresa, el nuevo libro que Alejandro Portaz casi cabe en la palma de una mano. Con Alejandro, para mi el hombre de mil cubos, he tenido, además, el placer de conversar un rato. Y lo de los mil cubos lo digo, no sólo por su formación y trayectoria multidisplinar (creativo, actor, escritor, director de cine, empresario…) sino porque en la conversación se va abriendo como una pequeña muñeca rusa pero de formas geométricas. Aunque en este caso, la figura no se abre como las muñecas hacia dentro, sino hacia fuera, expandiéndose y ocupando poco a poco todo el espacio como si fuera un cuadro cubista.

Elena Álvarez-Ossorio: Cada vez que escucho la palabra MacGuffin de Fresa imagino una especie de magdalena enorme muy dulce. Sin embargo, sé que es una expresión que explica algo relativo al cine. ¿Qué despierta el hambre de un MacGuffin de Fresa cinéfilo?

Alejandro Portaz: Sobre todo el deseo de asistir a una sesión de cine muy especial. Al terminar la peli se comenta, se cuentan curiosidades y eso. Esta es la parte del cinefórum. Y por otro lado despierta el juego: al nombrar la Fresa (el apellido), a parte de endulzarlo un poco más, remitimos a la merienda (esto se acompaña con el nombre: MacGuffin). Y viene al pelo pues en nuestro cinefórum siempre hay algo para picar. El macguffin, o mcguffin, o magufin es un término cinematográfico creado por Hitchcok para introducir un elemento en el film que resulta anodino pero que es fundamental para hilar la historia… Y sí, es cierto, yo también pienso en magdalenas. ¡Esos muffins tan deliciosos!

EA: Nos has hablado de las ganas de jugar, de emocionarse, de compartir, de alimentarse (meriendas)… ¿podríamos decir que estos son los ingredientes de una nutritiva vida creativa?

AP: Has dado en el clavo. El ingrediente que tú bien has sugerido de “vida creativa”, sería por tanto las ganas de crear. Y si es desde el humor, por mi genial.

EA: ¿Cómo se convierte algo irrelevante y anodino como un macguffin en una historia para ser contada?

AP.: Es una excusa para llegar al meollo de la historia. Cuando nos queremos dar cuenta, nadie nos ha explicado el por qué de ese macguffin, pero ya estamos en otro lugar, con la historia más hilada, con los personajes evolucionados… Nos sorprendemos. En la vida real, esa que va paralela al cine, estamos rodeados de macguffins. Esas pequeñas excusas que hacen que la rueda de la vida siga girando.

EA: Después de conocer la existencia de este libro y de saber más de él me han entrado muchas ganas de ir al cinefórum. ¿Habrá segundas partes de MacGuffin?

AP: La gente lo demanda constantemente, ya os contaré. Mientras, yo sigo teniendo mi dosis de cine semanal, con o sin MacGuffin.

EA: ¿Qué película me recomiendas para después de esta entrevista? ¿Podrías enviarme una convocatoria a lo “MacGuffin” improvisada ahora para hablarme de ella?

AP: Hoy te recomendaré una película que ni siquiera he visto. Pero la he olido ligeramente navegando con un velero bercantil en la basta web. Su director, Hong Sangsoo, es un señor y no un pela-ajos. El chavalote, coreano y con abanicos en lugar de falda, propone una película íntima, con la no tan moza ya Isabell Hupert repartiendo drama y trama. Imprescindible la secuencia del botón y el plato de lentejas. Jamás el cine vio tal acumulación de suspense y socotrocos. Pero sí que vio un tren llegando a la estación y a unos señores franceses huyendo de la sala. ¿Miedo al futuro 3D? Tal vez fue esto, o un plato de lentejas. Esperando en casa. Era la hora de comer. Y no de esperar al tren. Agradecido, Sta Álvarez-Ossorio, por permitirme compartir esta charla con Ud. espero que disfrute de mi libro, de la merienda, de la creatividad y de esos silencios, en ocasiones tan sonoros.

Au Revoir, McF